Sentir el agua en Las Salinas
El escenario donde hasta ahora se llevan a cabo los torneos cubanos de la pesca a mosca, Zapatafly, es principalmente el coto de Las Salinas, un dilatado sistema de lagunas de agua de mar ubicado al sur del Parque Nacional Ciénaga de Zapata. En la apertura de esta serie competitiva, a finales de septiembre de 2006, también se previó una jornada de pesca dedicada al sábalo en el río Hatiguanico, pero en esta ocasión esa importante área debió quedar fuera del programa.
Hoy día apenas se recuerda a alguien apellidado Brito que se empeñó en producir sal de cocina, rompiendo la topografía de aquellas soledades a golpes de barreta, bajo soles inclementes y plagas sanguinarias. Es poco probable que el empeño del hombre culminara en riqueza, pues hoy las salinas de aquel Brito trascienden en la toponimia cienaguera apenas como Las Salinas, un reducto donde la naturaleza cubana es coprotagonista de un singular empeño de sostenibilidad ambiental basado en el ecoturismo. Senderismo, observación de aves y pesca deportiva son algunas de las ofertas de este sitio, enclavado en el corazón de uno de los humedales más importantes del planeta.
Se llega a este lugar a través de un camino de 21 kilómetros, en cuya linealidad ni siquiera reparan los viajeros, despertados a un sueño en el que las luces del amanecer revelan un paisaje de mangles vitalísimos, las aguas que cruzan en algunos puntos el camino, peces, aves… Luego se pasa como en tránsito fugaz frente a las edificaciones de la estación, de la que ya no se recuerda desde cuando se construyen los nuevos edificios. A partir de allí todo es agua; mar interior en dilatada planicie y fondos someros, pues las aguas abiertas distan aun ocho kilómetros.
Cada competidor –anote esta singularidad- es responsable de la locomoción de su bote. Es decir, que aprenderá a impulsarlo a palanca, para compartir la tarea con su compañero. El juez a bordo mira y anota, mira y anota. No tiene otra obligación, y usted no se separará del bote donde él está más de 50 metros. Mientras avanza en la pausada navegación, notará en algunos puntos pequeñas estacas con un cartel y un número: conviene que las tenga en cuenta y verifique su posición en el mapa.
El área de pesca de Las Salinas está dividida en 13 zonas, que suman en total unas 3,000 hectáreas de espejo de agua en explotación; cada jornada de pesca se realiza en una zona diferente, para disminuir a un mínimo el estrés de los peces. Laguna de las Piedras, Troya, Estero Ciego, La Poza de Manuel, el Cayo de la Montura, son algunos de los toponímicos de este paisaje inolvidable.
El escenario donde hasta ahora se llevan a cabo los torneos cubanos de la pesca a mosca, Zapatafly, es principalmente el coto de Las Salinas, un dilatado sistema de lagunas de agua de mar ubicado al sur del Parque Nacional Ciénaga de Zapata. En la apertura de esta serie competitiva, a finales de septiembre de 2006, también se previó una jornada de pesca dedicada al sábalo en el río Hatiguanico, pero en esta ocasión esa importante área debió quedar fuera del programa.
Hoy día apenas se recuerda a alguien apellidado Brito que se empeñó en producir sal de cocina, rompiendo la topografía de aquellas soledades a golpes de barreta, bajo soles inclementes y plagas sanguinarias. Es poco probable que el empeño del hombre culminara en riqueza, pues hoy las salinas de aquel Brito trascienden en la toponimia cienaguera apenas como Las Salinas, un reducto donde la naturaleza cubana es coprotagonista de un singular empeño de sostenibilidad ambiental basado en el ecoturismo. Senderismo, observación de aves y pesca deportiva son algunas de las ofertas de este sitio, enclavado en el corazón de uno de los humedales más importantes del planeta.
Se llega a este lugar a través de un camino de 21 kilómetros, en cuya linealidad ni siquiera reparan los viajeros, despertados a un sueño en el que las luces del amanecer revelan un paisaje de mangles vitalísimos, las aguas que cruzan en algunos puntos el camino, peces, aves… Luego se pasa como en tránsito fugaz frente a las edificaciones de la estación, de la que ya no se recuerda desde cuando se construyen los nuevos edificios. A partir de allí todo es agua; mar interior en dilatada planicie y fondos someros, pues las aguas abiertas distan aun ocho kilómetros.
Cada competidor –anote esta singularidad- es responsable de la locomoción de su bote. Es decir, que aprenderá a impulsarlo a palanca, para compartir la tarea con su compañero. El juez a bordo mira y anota, mira y anota. No tiene otra obligación, y usted no se separará del bote donde él está más de 50 metros. Mientras avanza en la pausada navegación, notará en algunos puntos pequeñas estacas con un cartel y un número: conviene que las tenga en cuenta y verifique su posición en el mapa.
El área de pesca de Las Salinas está dividida en 13 zonas, que suman en total unas 3,000 hectáreas de espejo de agua en explotación; cada jornada de pesca se realiza en una zona diferente, para disminuir a un mínimo el estrés de los peces. Laguna de las Piedras, Troya, Estero Ciego, La Poza de Manuel, el Cayo de la Montura, son algunos de los toponímicos de este paisaje inolvidable.
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